Algo está cambiando en el modo de vestirnos interiormente, en lo más íntimo, parece que a las mujeres no sólo nos interesa seducir, ir «sexis», estar en un continuo universo de seducción es cansino, y si además entendemos como seducción puntilla-tanga-plasticazo todavía más nos alejamos de lo que muchas mujeres buscamos en la ropa íntima. Hay mujeres que huyen del plástico, de las armaduras, de las opresiones, de la puntilla que pica, del aro que se te clava, de la braga mínima que se te mete hasta lo más dentro de ti misma, de las costuras que marcan, del medio moflete que se te escapa de la braga, de las gomas que te provocan torniquetes, de pechos oprimidos, levantados, estrangulados, reforzados, aumentados, falseados… Por eso hay cada vez más marcas de ropa interior que se plantean otro tipo de alternativas, respetando el cuerpo de cada mujer, valorando otras maneras de entender la moda, la belleza de un cuerpo de mujer tal cual es, valorando sus curvas, sus formas, su piel, su textura, su estar, su moverse… A la vez hay un cambio lento pero latente, un cambio que va sucediendo, un cambio más global, somos más conscientes de nuestros actos -nuestros actos tienen consecuencias- y nuestra manera de consumir tiene consecuencias. Hay un sector de mujeres que quiere consumir nacional, que apoya lo artesanal y bien hecho, el cariño y la historia de cada prenda, son consumidoras sensibles, sentimentales diría yo, que les gusta cuidar su ropa, disfrutarla, vivirla, y si encima cuidan el planeta pues estupendo. Estas mujeres valoran las líneas limpias, la “sencillez”, la comodidad, la calidad de los tejidos, la textura y volumen, pero que también buscan prendas hermosas-bonitas. Hay mujeres que entienden elegancia como sencillez, menos es más, insinuar más que mostrar, y sobre todo muchas están cansadas de la connotación “sexi” que se le da a la ropa íntima, especialmente a la lencería -podríamos hablar de mujer objeto en la publicidad, mujer hiper-sexuada, rozando la pornografía-, hay mil maneras de vestirse junto a la piel, son mujeres que necesitan más variedad, y menos connotaciones, mujeres a las que les gusta su cuerpo tal cual es -sin artificios- y sentir junto a la piel materiales gustosos, prendas que no encorseten.

Por eso cada vez somos más las marcas que tenemos otro modo de entender una braga y un sujetador, otra manera de entender el cuerpo de la mujer.